jueves, 26 de abril de 2012

LA NEGACIÓN...♥



Lenín E. Salmon

La mente humana es extraordinaria en su capacidad de crear recursos para protegernos de las afecciones emocionales que sufrimos cuando chocamos con una realidad dolorosa.

Estos mecanismos de defensa, usualmente inconscientes, funcionan distorsionando la realidad que percibimos, evitando de esta manera el impacto que le produciría a nuestro ego el enfrentar y tener que aceptar una verdad dura. De estos, uno de los que más usamos es la negación, es decir, la actitud que tomamos frente a un problema obvio que decidimos activamente ignorar.

“¡Yo no tengo problemas con el alcohol!”, “Mi salud está perfecta, no tengo para qué ir al médico”, “¡Yo sé que mi hijo no está en drogas!”, “Mi matrimonio no necesita ninguna consejería” son algunos de los casos más frecuentes de negación. Al negar que el problema existe se evita el sufrir ansiedad o depresión, pero se deja abierta la puerta para que la situación se complique y eventualmente se vuelva inmanejable, causando daños (de salud, emocionales, financieros, legales, etcétera) aun más severos. En el caso extremo, la persona se puede quedar bloqueada sin poder salir de su irrealidad, convirtiéndose en patológica su situación mental (lo que sucede, por ejemplo, en algunas personas como reacción a la muerte catastrófica de un familiar cercano).

Es necesario recalcar que esta reacción es motivada inconscientemente, no es una respuesta voluntaria; por eso es tan difícil que la persona actúe con objetividad aun en la presencia de evidencias clarísimas de su distorsión de la realidad. Tampoco es un tema fácil de abordar por parte de allegados de buena voluntad. Es difícil irrumpir en la vida de alguien y decirle que está negando la realidad y ocasionándose perjuicios.

Tal vez conviene dejarlo solo un corto tiempo y esperar a que su mente se organice sin necesidad de ayuda externa. Si, habiendo transcurrido un tiempo prudencial, no se viera un retorno a la realidad, convendría que alguien de su confianza se acercara y le hiciera saber que podrían conversar del tema cuando se sintiera listo. Este paso crearía la posibilidad, de ser necesario, de intervenir un poco más profundamente en el futuro.

Fuente: http://www.larevista.ec

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