sábado, 25 de octubre de 2014

LOS SECRETOS QUE HAY EN UN KILO DE PERAS...♥

 

Ricardo Ros

En el barrio en el que vivo todavía quedan algunas pequeñas tiendas que luchan desesperadamente por no cerrar, ante la competencia de los hipermercados y de los grandes almacenes. El otro día pedí en la única frutería que queda abierta un kilo de peras. Cuando llegué a casa me di cuenta de que me habían metido varias peras medio podridas. Metí las piezas podridas en una bolsa y se las llevé al frutero.

Le dije:

—Si quieres sobrevivir tienes que esmerarte en la atención al público y en la calidad, ya que en precio no puedes competir. Si fallas en ambas cosas, tratando de “colarme” fruta podrida, tus días están contados.

El frutero se quedó mudo, sin comprender de qué le estaba hablando. Hijo y nieto de fruteros, él había aprendido que tenía que deshacerse de las piezas de fruta y verdura medio podridas, escondiéndolas entre otras en buenas condiciones. Eso era válido antes, cuando no había competencia, cuando las fruterías del barrio tenían unos precios y unas calidades similares, pero no es válido en la actualidad, cuando la competencia es a muerte. Ahora, es evidente que una pequeña tienda sólo puede competir si su atención al público es exquisita y si su calidad está por encima de la que ofrecen los grandes almacenes.

Y es que, para su desgracia o para su fortuna, dependiendo de las decisiones que tome en los próximos días, acaban de abrir unos grandes almacenes muy cerca de su frutería. Será una bendición si sabe establecer la diferencia con el gran almacén en cuanto a calidad y atención al público. Será su ruina si sigue manteniendo los mismos esquemas que en el pasado.

Todo esto viene a cuento de que cuando quieres cambiar tu estilo personal de pensamiento, la calidad es algo importante. Calidad es añadir Valor a cualquier cosa que hagas. Una persona que usa su inteligencia de forma operativa trata por todos los medios de mejorar su estado actual a un mejor estado y hace un esfuerzo deliberado por mejorar la calidad de la situación, la calidad de la vía de la que extrae información.

El punto clave no es si en un asunto determinado tu decisión es acertada, sino si tu estilo global, es decir, la política deliberada que pones en marcha de forma continua, te lleva hacia la búsqueda de la calidad en todo aquello que haces.

La calidad es una opción, un asunto de estilo. Sólo si entiendes en qué consiste el proceso de añadir valor vas a poder entender cómo hacer para cambiar y mejorar tu propio estilo de pensamiento.

La calidad es mejorar. La calidad es ir hacia la excelencia general. El hábito de la calidad es el hábito de encontrar mejores caminos, mejores opciones, mejores posibilidades, mejores visiones, mejores resultados, mejores actitudes, mejores opiniones, mejores formas de vivir.

Aristóteles dijo (quizás me lo estoy inventando, pero merecería que lo hubiera dicho): “¡La calidad no es un acto, es un hábito!”. Sólo si puedes añadir mejores alternativas a todo lo que haces podrás añadir valor a tu vida.

¿En qué vas a aumentar la calidad en tu vida profesional hoy? ¿Vas a dar mejor atención a los clientes?, ¿vas a atender mejor a tus compañeros de trabajo?, ¿vas a elevar tu nivel de exigencia en el proyecto que tienes entre manos? ¿Vas a aumentar tu rendimiento?

¿Y en tu vida familiar? ¿Cómo vas a aumentar la calidad de atención a tu pareja, a tus hijos, a tus padres o a tus hermanos?

Fuente: http://www.ricardoros.com

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