lunes, 23 de febrero de 2015

QUE APRENDÍ DE MI SEPARACIÓN...♥


Es mentira que la incompatibilidad de caracteres es causal de divorcio. Lo es la falta de amor.
Las parejas son de a dos. Con uno solo que ame no es suficiente.
Como colofón de lo anterior, la culpa de una separación es compartida. Si alguien ha ido cambiando con el pasar de los años, la otra persona fue cómplice de cómo venía cambiando la persona.
Uno no sabe cuánto puede cambiar una persona al dejar de amar. Muchas veces tiene un cambio de 180 grados.
Y que a veces hacíamos cosas que no nos gustaban, sólo para complacer a la otra persona, y la otra persona ni se daba por enterada.
Que de amor nadie se muere.
En la mayoría de las veces las siguientes parejas son las que salen ganando, porque uno trata de no cometer los mismos errores que cometimos en el pasado.
Normalmente uno crece más como persona al enfrentar una adversidad. Uno aprende a valorarse más, uno aprende y uno se atreve a hacer cosas que antes no hacía.
Los hijos son las víctimas inocentes de toda separación.
No vale la pena seguir juntos en una relación de pareja donde no hay amor, sólo por los hijos o por el dinero. Todos tienen derecho a ser felices.
No hay que echarse a morir. Así le damos el gusto a la otra persona de decir y/o pensar “menos mal que l@ dejé. Está hech@ una piltrafa!”. Más bien que diga: “de lo que me perdí”…
El tiempo cura las heridas. Y esas heridas nunca desaparecen. Siempre quedará la cicatriz, pero no dolerá.
Uno debe guardar el “duelo”. En promedio son 6 meses. No se recomienda comenzar una relación sin haber terminado de procesar la anterior. Aquí no se aplica el dicho de “un clavo saca otro clavo”.
Uno tiene que besar unos cuantos sapos para encontrar una princesa (príncipe). Y cuando estemos listos para comenzar una nueva relación, pues lo sabremos.
Y por supuesto, que cuando se cierra una puerta, se abren 100 ventanas

vía reflexiones diarias

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